Inteligencia artificial y trabajo de las mujeres: riesgos y desafíos en clave de género
La irrupción de la inteligencia artificial (IA) y la aceleración del cambio tecnológico están transformando profundamente el mercado de trabajo. La Memoria sobre la situación socioeconómica y laboral de España 2024, elaborada por el Consejo Económico y Social (CES), dedica un análisis específico a los impactos económicos, laborales y sociales de la IA, con especial atención a su incidencia en la igualdad de género.
Uno de los elementos más relevantes que subraya el informe es que el avance tecnológico no es neutro en términos de género. Muchas de las ocupaciones más amenazadas por la automatización —como tareas administrativas, atención al cliente o ciertos servicios de cuidados— se concentran en sectores altamente feminizados. De mantenerse esta tendencia, se corre el riesgo de que las tecnologías emergentes reproduzcan o incluso profundicen las desigualdades estructurales existentes en el mercado laboral.
A ello se suma una preocupación creciente: los sesgos algorítmicos. Los sistemas de IA entrenados sobre datos históricos pueden incorporar y amplificar discriminaciones de género previamente existentes. Un ejemplo de ello se da en los sistemas de selección automatizada de personal, que pueden penalizar a las mujeres si los datos de entrenamiento reflejan patrones históricos de contratación sesgados. La Memoria del CES hace un llamamiento a una gobernanza algorítmica responsable, que asegure la transparencia, la rendición de cuentas y la equidad en el diseño y aplicación de estas tecnologías.
Además, el informe pone de manifiesto que la baja representación femenina en los ámbitos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) limita las oportunidades de las mujeres para participar en el diseño, desarrollo y control de las herramientas digitales que están redefiniendo el mundo del trabajo. Esta exclusión no solo afecta a sus trayectorias profesionales, sino que tiene implicaciones más amplias en términos de poder económico y capacidad de incidencia.
En respuesta a estos desafíos, el CES aboga por el impulso de políticas públicas que integren la perspectiva de género en la formación digital, la recualificación profesional y el acceso a ocupaciones emergentes. Asimismo, plantea la necesidad de desarrollar marcos normativos que garanticen una inteligencia artificial inclusiva, segura y libre de sesgos discriminatorios.
En suma, el avance de la inteligencia artificial debe ser acompañado por una mirada crítica y una acción política decidida que evite que las brechas digitales se conviertan en nuevas formas de desigualdad laboral para las mujeres.
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