La paradoja del talento: el coste económico de la brecha de género
De los 14 millones de empleos en riesgo de desaparecer por la automatización, resultan especialmente preocupantes los relacionados con tareas repetitivas que realizan mayoritariamente mujeres
Si desde hace años diversos estudios demuestran que la diversidad impulsa la competitividad y la innovación en las empresas, ¿por qué seguimos desaprovechando el potencial del talento femenino en nuestra economía? A simple vista, parece un sinsentido: en un contexto económico cada vez más competitivo y sujeto a cambios acelerados, no tiene lógica dejar a la mitad de la población al margen de los sectores que generan mayor crecimiento.
Según el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, solo el 24% de los alumnos matriculados en 2023-2024 en España estudian disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), de los cuales apenas el 34% son mujeres (28% en el caso de las ingenierías). Las mujeres, por tanto, siguen eligiendo en mayor proporción estudios en las áreas de ciencias sociales, de la salud y humanidades, estando manifiestamente ausentes en las disciplinas STEM que protagonizan una gran demanda de talento hoy y en las próximas décadas.
La pregunta clave es: ¿por qué todo esto debería importarnos? Porque esta brecha de género, más allá de su dimensión social, tiene un coste importante para nuestras economías. De acuerdo con el mismo informe de McKinsey, Europa enfrenta una escasez proyectada de 1,4 a 3,9 millones de profesionales tecnológicos para 2027. Aumentar la participación femenina al 45% podría cerrar esta brecha y aumentar el PIB europeo entre 260.000 y 600.000 millones de euros. Asimismo, informes de la OCDE estiman que reducir en un 25% la brecha de género laboral añadiría varios puntos al PIB de los países miembros.
En última instancia, la evidencia es contundente: no se puede ignorar o subestimar el potencial de la mujer. No es solo una cuestión de equidad. Es un imperativo económico. Es crucial fomentar una mayor participación de mujeres tanto en estudios de STEM en particular, como en habilidades relacionadas con la IA y en competencias digitales avanzadas en general, de modo que puedan incorporarse o mantenerse en la economía del futuro. Para aprovechar plenamente el potencial económico del talento femenino, España necesita una estrategia integral que comience en la educación, promoviendo activamente la participación de niñas y jóvenes en disciplinas STEM, y continúe en el ámbito profesional con políticas que fomenten la inclusión en sectores estratégicos. Al alentar su participación, no solo se fomenta la igualdad de oportunidades, sino que también se amplía la base de talento para impulsar la innovación y el desarrollo de tecnologías que respondan a la diversidad de necesidades de la sociedad.
En un momento histórico marcado por transformaciones tecnológicas y retos globales —desde la transición energética hasta la digitalización— no podemos permitirnos desperdiciar la mitad del talento disponible. Solo abordando la brecha de género como una oportunidad económica, más allá de su innegable dimensión social, podremos acelerar el cambio necesario para capitalizar un talento imprescindible para el desarrollo y la competitividad económica, no solo de España sino global.
Mar Hurtado de Mendoza Crespo es vicepresidenta de IE University.