El crecimiento silencioso del teletrabajo en España: «No es una medida de conciliación sino una modalidad de organizar la actividad empresarial»
Más de tres millones de personas, el 15% de la población ocupada, eligen trabajar desde casa en una actividad que ha aumentado desde la pandemia
En España cada vez son más los que trabajan desde casa. 3.330.100personas teletrabajaron en 2024 en una media de tres días por semana, lo que representa el 15,4% de la población ocupada. Aunque son 1,3 puntos porcentuales más que en 2023, aún está por debajo de la media europea (22,6%). Estos datos pertenecen al Instituto Nacional de Estadística (INE) y a Eurostat.
Mayor autonomía, la reducción del absentismo laboral y la disminución de gastos son solo algunos de los beneficios que ha traído esta modalidad que llegó para quedarse. Los acontecimientos históricos, como la pandemia, las catástrofes naturales, los conflictos bélicos, e incluso el reciente apagón eléctrico «han creado una gran conciencia sobre la necesidad de estar preparados para continuar con el proceso productivo ante circunstancias que puedan afectar a la movilidad de los trabajadores», señala Jesús Herrero, director general de Red.es.
La gestión de tiempo y la oportunidad de compaginar las actividades laborales y familiares son las mayores ventajas que se reconocen de esta modalidad. El teletrabajo «no debe ser presentado como una medida de conciliación de la vida laboral y familiar. Es una modalidad de organización de la actividad productiva de la empresa«, asegura María Luz Rodríguez, catedrática de Derecho Laboral y colaboradora del Observatorio de los Derechos Digitales.
Contrario a la percepción de muchas personas, el teletrabajo ha ido en alza en los últimos años. De hecho, la Comunidad de Madrid lidera esta modalidad, con un 26,6% de los trabajadores en remoto, seguida de Cataluña (16,4%) y la Comunidad Valenciana (16%). En el extremo opuesto se sitúan Canarias (8%) y Castilla y León (8,7%), donde esta modalidad aún es limitada.
Además, esta modalidad permite generar puestos de trabajo y actividad económica en zonas alejadas de los núcleos de la población urbana. El aumento del teletrabajo en estos sectores —y en general— se logra a través de una red de «infraestructura tecnológica eficiente». España ocupa la posición 28 en el World Digital Competitiveness Ranking 2024 de Centro de Competitividad Mundial (WCC), en la que una de sus mayores fortalezas es la velocidad del ancho de banda.
A pesar de sus ventajas en organización y gestión de actividades, también tiene desafíos, como la hiperconectividad, el incremento excesivo del tiempo de trabajo. La combinación entre responsabilidades familiares y laborales tiene el riesgo de recaer en las empleadas, por lo que —aunque el teletrabajo ha aumentado en ambos sexos— es más frecuente en mujeres (15,9%).
Por esto, Rodríguez apunta que «si al teletrabajo lo presentamos como una medida de conciliación de la vida laboral y familiar, le pasará lo mismo que les está pasando hoy a otras medidas. Son neutras, pero están siendo utilizadas fundamentalmente por mujeres y mucho menos por varones».
En la legislación actual, se habla del teletrabajo como una oportunidad de «conciliación», especialmente para las personas que son padres, quienes pueden solicitarlo hasta que sus hijos tengan 12 años. En ese sentido, el rango de edad que más toma esta opción está entre 35 a 44 años (17,9%), seguida de los 25 a 34 años (15,6%). La situación cambia en los más jóvenes, que en la mayoría de casos están empezando la vida laboral: de 16 a 24 años apenas alcanza el 5,7%.
Entre otros riesgos, está la invasión de la privacidad y la violación a la protección de datos. Para todo esto, la regulación actual protege a las personas que realizan trabajo a distancia. Herrero señala a la época de la pandemia como un «hito» a nivel de adopción de teletrabajo como de su regulación, tanto en materia de desconexión digital como de un registro horario adecuado y la protección de datos.
Además, los empleados también tienen otras herramientas para laborar en un entorno seguro. La Carta de Derechos Digitales y los convenios colectivos con asociaciones empresariales, organizaciones sindicales y los representantes de los trabajadores se han encargado de regular e impulsar el cumplimiento de estos derechos en el escenario de crecimiento de esta modalidad.
Estos convenios son aplicables a las empresas, especialmente aquellas que han implementado más el teletrabajo como las compañías con más de 250 empleados (80,4%), según los datos del INE y Eurostat. Sin embargo, «el tejido productivo lo conforman, en gradísima medida, las microempresas y pymes, con menos músculo para implementar el teletrabajo«, señala Herrero.
Los sectores también viven el teletrabajo en diferente medida. Las empresas de información y comunicaciones (85,5%) y tecnología (83,4%) son las que más optan por esta modalidad. Les siguen las actividades profesionales, científicas y técnicas (68,2%) y las inmobiliarias (53,3%).
Con esta tendencia que cada año va en aumento, las personas se plantean el teletrabajo como una oportunidad a pesar de los riesgos. Quienes teletrabajan valoran «muy positivamente» esta modalidad, con una nota media de 8,7 sobre 10. A pesar de estas cifras positivas, seis de cada 10 empleos no permiten el teletrabajo, en la mayoría a causa de las actividades que realizan. Por ejemplo, los sectores que menos eligen esta modalidad son la alimentación, bebidas, tabaco y textil (28%), alojamiento (28,2%) y transporte y almacenamiento (29,6%). Solo el 13,4% de la población ocupada considera que su trabajo les permitiría hacerlo totalmente. Esto es otro de los factores que mantienen a España por debajo de la media europea. «La economía española tiene un importante peso de sectores que no permiten el teletrabajo al existir un fuerte componente de presencialidad», apunta Herrero.
Mientras tanto, a nivel de la Unión Europea, Países Bajos (52%), Suecia (45,6%) o Luxemburgo (42,8%) avanzan hacia un modelo de trabajo cada vez más flexible. España aún da pasos ligeros. Aunque la tendencia al alza en 2024 abre la puerta a nuevas oportunidades, aún hay retos que tiene esta modalidad en términos de formación digital, desconexión laboral y regulación efectiva del trabajo a distancia.
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