Paula de Prado, agricultora: “Me han criticado mucho por ir en tractor con pantalón corto y rímel. Todavía existe el prejuicio de que, si trabajas en el campo, tienes que ir siempre sucia y no es verdad”
Trabajar en el campo
Entre tractores, aceitunas y jornadas de sol a sol, Paula ha convertido el campo no solo en su forma de vida, sino también en una bandera de visibilidad y reivindicación

Paula de Prado, olivicultora
Cedida“Desde pequeñita tuve contacto con el campo. Mi padre era ingeniero agrónomo y recuerdo que con siete u ocho años me subía al coche y me llevaba a ver los olivos, mientras me iba explicando y enseñando. Cuando falleció, me hice cargo de ellos”, cuenta a La Vanguardia.
Todo lo que sabe de olivicultura lo aprendió en lo que ella llama la vieja escuela: cuadrillas familiares, personas sabias e incansables de las que hoy, lamenta de Prado, apenas quedan. Su hermano, también dedicado a los olivos, fue quien le enseñó a conducir el tractor familiar y a realizar gran parte de las tareas prácticas.
También inició un ciclo superior de Producción de Espectáculos en Córdoba. Aunque no lo terminó —porque en ese momento ya había despertado en ella la vocación por el cultivo— asegura que aquella formación le ha resultado muy útil, sobre todo para potenciar sus habilidades en redes sociales. Desde hace un par de años comparte allí su día a día en el campo, combinando su testimonio personal con la reivindicación del papel de la mujer en la agricultura. Desde este diario hablamos con ella para conocer su labor, no solo como agricultora, sino también como defensora del papel de la mujer en el campo.

Paula de Prado, olivicultora
Cedida¿Cómo es tu día a día trabajando en el campo?
Depende de la época del año. Durante la campaña de la aceituna me toca levantarme muy temprano. Mi madre se queda con mi hijo, ya que al vivir sola con él tengo que organizarme según sus necesidades. Otras veces hay tareas que puedo posponer un poco para llevarlo al colegio y después marcharme al campo. Allí preparo la maquinaria y, si estamos talando o podando los olivos, reviso lo que hace falta y me pongo a trabajar.
¿Es compatible trabajar en el campo con la maternidad?
Como soy autónoma me lo puedo permitir y es una suerte. Aun así, la verdad es que muchas veces no resulta tan compatible. Cuando trabajaba para otra empresa llegaba a casa a las seis de la tarde agotada, tenía que hacerme cargo de mi hijo y era durísimo. Es complicado, porque el trabajo en el campo exige un gran esfuerzo físico. Entonces, cuando termina la jornada, lo único que quieres es dormir y descansar.
En mi pueblo nos decían a las mujeres que íbamos al campo a trabajar, que íbamos de cachondeo. Todavía existen muchos prejuicios
Paula de Prado,olivicultora
¿Alguna vez te han cuestionado o hecho comentarios por dedicarte al trabajo en el campo siendo mujer?
Cuando empecé en el campo, muchas veces el encargado decía: “Eso que lo hagan los hombres”, sobre todo en tareas como varear el olivo, porque se pensaba que una mujer no tenía fuerza suficiente. Me lo repetían constantemente, pero con el tiempo demostré que sí que podía. Hoy en día hago ese trabajo, me cuelgo la maquinaria que haga falta y lo afronto igual que cualquiera. Es algo que llevo por bandera. Durante años se ocultaba el papel de las mujeres en el campo: eran los hombres quienes aparecían como responsables, mientras ellas quedaban en un segundo plano. Ahora, en cambio, hay muchas mujeres que gestionan sus propias fincas, conducen tractores y se encargan de todo. Tenemos la oportunidad de dar visibilidad y demostrar que nosotras también podemos. Al final, con ganas, actitud y voluntad de trabajar, todo es posible.

Paula de Prado, olivicultora
Cedida¿Continúas recibiendo este tipo de comentarios discriminatorios?
Sí, bastantes. Por ejemplo, el año pasado contraté únicamente a mujeres para la campaña de la aceituna. Lo hice porque hoy en día la recogida está muy mecanizada y casi siempre buscan a hombres, dejando de lado a mujeres que han trabajado toda la vida en el campo y que ahora ya no llaman. Así que formé una cuadrilla solo de mujeres. En mi pueblo me criticaron mucho: decían que nosotras no íbamos a trabajar, que íbamos de cachondeo. Pero la realidad es que recogimos aceituna y todas trabajaron duro. Todavía hay mucho prejuicio en los pueblos con este tema, y precisamente lo que yo quiero es ayudar a cambiarlo, porque aún queda mucho por hacer.
¿Y por qué crees que a muchos jóvenes no les atrae trabajar en el campo?
Todavía pesa el prejuicio de que es un trabajo de poco valor. Antiguamente, quienes no tenían estudios eran los que se iban al campo, y eso hizo que se asociara con gente “inculta”, por así decirlo. Puede que esa idea aún exista, pero no es así en absoluto. Hoy en día hay personas muy formadas que trabajan en el campo y por eso es importante concienciar a la gente joven de que sí es posible dedicarse a la agricultura, siempre que tengan ganas.
Un tractor puede costar más de 100.000 euros, te pasas la vida pagando, y mucha gente no lo entiende
Paula de Prado,olivicultora
También es cierto que empezar desde cero es muy complicado. Hay muchos gastos y se necesitan ayudas por todas partes. No es imposible, pero sí muy difícil. Además, se está perdiendo el relevo generacional: antes los padres dejaban las fincas a sus hijos, pero ahora muchos prefieren irse a la ciudad y buscar otras oportunidades. Está bien, no lo critico, pero también hay que darle una oportunidad al campo porque es la base de todo, y poco a poco se va perdiendo.
Mucha gente piensa que trabajar en el campo es barato, pero en tus vídeos muestras, por ejemplo, que un tractor puede costar más de 50.000 euros. ¿Cómo has conseguido el material y cómo se afronta esa inversión?
Recibimos muchas críticas porque, por ejemplo, compramos maquinaria que puede superar los 100.000 euros, como un tractor. Y claro, eso genera comentarios, pero al final es una inversión necesaria. Es una cantidad enorme que te pasas la vida pagando, y mucha gente no lo entiende. Por eso, empezar desde cero y sin ningún tipo de ayuda resulta muy complicado. Trabajar en el campo implica muchísimos gastos, y no lo digo solo yo: también lo confirman amigos míos que se dedican a la ganadería, donde los costes son altísimos en todos los frentes.
Se piensa que quien trabaja en el campo no tiene formación, pero hay personas con estudios universitarios que eligen dedicarse al campo porque les apasiona
Paula de Prado,olivicultora
¿Qué es lo más duro de tu trabajo?
No conseguir los resultados que esperabas, aunque hayas invertido todo un año de esfuerzo, dinero y trabajo en el campo. Dependemos mucho del clima y de otros factores, como el precio del aceite, que afecta directamente a los agricultores. Y claro, cuando después de todo ese esfuerzo no ves resultados, la frustración es enorme. Es un trabajo duro. A mí, personalmente, me pesa más esa parte que pasar diez horas trabajando en el campo. Eso no me agobia, porque me gusta lo que hago. Obviamente, termino cansada y hay días en los que siento que no puedo más, pero ese cansancio físico lo gestiono de otra manera, voy mucho al fisio. Lo que realmente me cuesta es el desgaste mental, esa frustración de ver que, a veces, las cosas no salen como quiero, como espero o como necesito que salgan.

Paula de Prado, olivicultora
Cedida¿Qué otros prejuicios crees que hay en el campo?
El de que si trabajas en el campo no puedes cuidarte. A mi me han criticado mucho porque A veces voy en el tractor con pantalón corto o con un poco de rímel, y ya me dicen: “Tú no trabajas en el campo, mira cómo vas vestida”. Existe esa idea de que, si trabajas en el campo, tienes que ir siempre sucia, con la ropa rota o llena de polvo. Y no es así. Cuidarse es perfectamente compatible. De hecho, diría que es hasta más necesario, porque pasamos muchas horas expuestos al sol, y más viviendo en Córdoba. Yo uso muchas cremas, me cuido mucho el pelo y mi imagen, porque soy bastante presumida.
Cuando empecé el encargado pensaba que, por ser mujer, no tenía fuerza suficiente para ciertas tareas. Con el tiempo demostré que sí podía
Paula de Prado,olivicultora
Después está el prejuicio de que, por ser mujer, no puedes trabajar bien en el campo. A muchas no se nos considera capaces solo por cuestión de género. A mí misma me lo han dicho en comentarios de vídeos: “¿Cómo vas a trabajar en el campo? ¿Cómo vas a llevar un tractor?”. Sin embargo, hay muchísimas mujeres que lo hacen, que conducen tractores y trabajan igual que cualquier hombre. Por eso creo que todavía hay muchos prejuicios que superar. En redes sociales intento posicionarme y dar visibilidad a esta realidad, porque me gusta mostrar que es posible. Y claro que lo es, aunque todavía haya gente a la que le cueste entenderlo.
Dices que el lujo es relativo. Para ti, ¿qué es lo más bonito de tu trabajo?
Hay gente que considera el lujo tener un cochazo, y no lo critico, porque cada uno tiene una perspectiva diferente. Pero para mí el verdadero lujo es poder pasear una tarde tranquilamente por mi finca, con mis perros, con mi hijo o dar una vuelta en el tractor. Eso para mí es un lujo, y me siento agradecida todos los días de poder dedicarme a lo que me gusta. Es una maravilla, un tesoro.
El campo está mal pagado. El convenio es muy bajo y no refleja en absoluto el esfuerzo que hay detrás
Paula de Prado,olivicultora
¿Te ves toda la vida trabajando entre olivos?
Ojalá que sí. Para mí el campo es mi forma de vida, no me imagino en otro trabajo. Soy feliz y me siento agradecida de poder dedicarme a lo que me gusta, algo que no todo el mundo puede decir. Hace unos años me fui a Madrid a trabajar de camarera, pero no me adapté: vivía estresada y cada vez que volvía de vacaciones lo primero que hacía era irme al campo para respirar aire puro y sentir paz. Al final regresé a Córdoba porque entendí que mis raíces estaban aquí. La hostelería me gusta, pero el campo me puede más. Nunca he tenido la tentación de dejarlo, al contrario: quiero seguir creciendo, sacar en el futuro mi propia marca de aceite y modernizar la plantación, porque en el campo siempre hay que estar en constante evolución.

Paula de Prado, olivicultora
Cedida¿Se puede vivir del campo de forma digna económicamente?
Antiguamente se podía vivir bien todo el año: llovía más, las cosechas eran mejores y, en general, la situación era distinta. Recuerdo que hace unos 12 o 13 años, en la misma finca donde trabajo ahora, recogíamos el triple de kilos de aceituna de lo que hemos cogido en la última campaña. Pero eso ha cambiado muchísimo, y hoy en día la mayoría de los trabajos en el campo son temporales. Hay gente que trabaja todo el año, sí, pero no es lo habitual.
Fuente La Vanguardia
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