El empleo de las mujeres en 2024: pese al contexto global favorable, persisten brechas que frenan el avance hacia la igualdad

Rosa Mª Martinez y Juan Carlos Campana

UNED

El año 2024 ha sido positivo para las mujeres en términos de empleo. La subida del salario mínimo interprofesional a partir de 2019, la puesta en marcha de los permisos igualitarios por nacimiento y cuidado del menor en 2021 y la entrada en vigor de la reforma laboral a raíz del Real Decreto-ley 32/2021 son políticas que han ido creando un contexto más favorable para la igualdad de género en el mercado de trabajo. Aun así, los desempeños laborales de hombres y mujeres siguen siendo desiguales y algunas brechas se acortan muy lentamente. Además, las mujeres están infrarrepresentadas en los currículos educativos y profesionales STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), lo que puede tener implicaciones negativas a medio y largo plazo sobre la equiparación salarial.

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) indican que el año 2024 se cerró con una tasa de desempleo del 11,8% para las mujeres y el 9,5% para los hombres. No solo son las tasas de paro más bajas de los últimos años, sino que se ha logrado también la menor brecha entre sexos, al haberse reducido el paro más en las mujeres que entre los varones durante el período post-covid. Por edades, la mayor brecha en desempleo se da entre los 40 y 44 años, una franja de edad en la que muchas mujeres tratan de reincorporarse al mercado laboral tras la maternidad.

El cuidado de los hijos y las personas mayores y dependientes sigue recayendo en mayor medida sobre las mujeres y eso continúa lastrando sus logros laborales. La tasa de actividad femenina aún está 10 puntos por debajo de la masculina, y las diferencias mayores se dan precisamente entre los 35 y los 39 años (cuidado de niños) y entre los 55 y los 64 años (cuidado de mayores). Todavía diez veces más mujeres que hombres dicen no participar en el mercado de trabajo por tener obligaciones asociadas al cuidado (674.100 mujeres, frente a 67.400 hombres). En 2023 eran 613.100 y 61.800 respectivamente.

Por otro lado, en 2024 se tramitaron algo más de 53 mil excedencias por cuidados de hijos y otros familiares y el 84,4% de ellas las tomaron mujeres (en 2023 fueron un 84%). Diez años antes, en 2014, correspondían a mujeres el 92% de este tipo de excedencias, por lo que la evolución ha sido positiva, pero aún estamos muy lejos de la equiparación. También las reducciones de jornada por cuidado de menores o familiares mayores dependientes siguen estando ampliamente feminizadas: en 2018, un 85,1% eran disfrutadas por mujeres, y solo un 14,9% por hombres, según datos del módulo especial sobre conciliación de la EPA. A la espera de actualización de esta estadística, un estudio llevado a cabo por CEINSA[1] en 2023, con datos de más de 500 empresas, señala porcentajes muy similares (un 83,5% mujeres y un 16,5% hombres).

No ha variado apenas en 2024 la enorme brecha existente en el trabajo a tiempo parcial: un 22,2% de las mujeres ocupadas lo están con jornada parcial, frente a solo el 6,9% de los hombres (los datos en 2023 eran casi los mismos: 21,4% de las mujeres y 6,6% de los varones). El 44% de quienes trabajan a tiempo parcial lo hacen de forma involuntaria por no haber podido conseguir un trabajo a tiempo completo. Es positivo remarcar que este porcentaje ha disminuido en los últimos años y además los valores de hombres y mujeres se han igualado por vez primera en 2024, pero siguen siendo muchas más mujeres que hombres en términos absolutos.

Además, persiste una brecha en los otros motivos para no trabajar a tiempo completo, ya que los hombres citan como segunda razón el estar siguiendo cursos de enseñanza o formación (23%), muy por delante del cuidado de niños, mayores o personas dependientes (3,5%), mientras que para las mujeres pesan más las obligaciones vinculadas al cuidado (17,4%) que las relacionadas con la formación (10,1%). En ninguno de los dos casos la brecha se ha reducido en el último año. Si ponemos la lupa en las personas que trabajan a tiempo parcial por estar al cuidado de niños o de adultos enfermos, incapacitados o mayores, observamos que el 93,3% son mujeres al cierre del 2024, un dato incluso un poco superior que el registrado en 2023 (92,5%) y solo tres puntos por debajo del registrado hace diez años.

Un cambio positivo en el mercado de trabajo ha sido la importante reducción de la temporalidad a raíz de la reforma laboral. En tan solo tres años, la tasa de temporalidad ha pasado del 27,9% al 17,9% en el caso de las asalariadas, y del 23,4% al 13,2% entre los asalariados, una caída de aproximadamente diez puntos en ambos casos. Como la reducción ha sido similar en los trabajadores de ambos sexos, persiste la brecha de género en la modalidad de contrato.

¿Y qué hay de los salarios? En septiembre de 2024 se publicaron los resultados de la Encuesta de Estructura Salarial cuatrienal, realizada en 2022. Según estos datos, el salario medio anual fue de 24.360 euros para las mujeres y de 29.382 euros para los hombres, una brecha de unos 5.000 euros al año. Esta diferencia salarial es inferior a la registrada en la anterior encuesta (año 2018), unos 5.700 euros. En términos relativos, hablamos de un 17,1% en 2022, frente al 21,4% de 2018. Un dato muy positivo es el que porcentaje de trabajadores con ganancia baja (quienes cobran un salario/hora inferior a 2/3 del salario/hora mediana) se ha reducido en los últimos años, alcanzando un 11,6% (en 2008 eran casi el 18%). Sin embargo, el porcentaje de estos trabajadores que son mujeres se ha mantenido mucho más constante, en torno al 64%.

La desigualdad salarial entre hombres y mujeres obedece a distintas razones que conviene desentrañar. Por un lado, persisten formas de discriminación indirecta e incluso directa, pese a las políticas y planes de igualdad puestos en marcha en administraciones y empresas, y ello explica una parte de la brecha salarial. Por otro lado, existen, como hemos visto, diferencias objetivas en la carrera laboral que pueden reducir el salario medio de las mujeres, un ejemplo son las interrupciones laborales asociadas al cuidado en períodos importantes para el progreso profesional. Pero, además, hombres y mujeres se emplean en ramas de actividad y ocupaciones diferentes, y esa especialización, en promedio, perjudica a las mujeres, que tienen un protagonismo mayor en los empleos peor pagados de la escala salarial y, en cambio, son minoría en los sectores más dinámicos y con mayor intensidad tecnológica.

Los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2024 muestran que, por ramas de actividad, los hombres se ocupan mucho más que las mujeres en construcción, industria manufacturera y transporte y almacenamiento. Las mujeres, en cambio, trabajan mucho más a menudo que los hombres en sanidad y servicios sociales, educación y como empleadas de hogar. El sector productivo más feminizado es el empleo doméstico, que ocupa al 5% de las trabajadoras. Por ocupaciones, las mujeres siguen estando muy sobrerrepresentadas en las llamadas “ocupaciones elementales”, que incluyen los trabajos menos cualificados y peor remunerados de toda la escala laboral (empleados domésticos, otro personal de limpieza, ayudantes de preparación de alimentos, recogedores de residuos urbanos, vendedores callejeros y otras ocupaciones elementales en servicios, peones agrarios, forestales y de la pesca, peones de la construcción y de la minería, peones de las industrias manufactureras, peones del transporte, descargadores y reponedores).

De cara al futuro, un aspecto crucial para la igualdad de género en el mercado de trabajo es la brecha existente en las llamadas profesiones STEM (acrónimo de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, por sus iniciales en lengua inglesa). Aunque los datos dependen en parte de cómo se delimite este grupo de ocupaciones (existen distintos criterios posibles), todos los análisis sugieren que las mujeres se están “quedando atrás” en el acceso a las especialidades más punteras, mejor remuneradas y con mejores perspectivas laborales, tanto en el plano formativo como en el laboral.

Según los últimos indicadores de alta tecnología publicados por el INE, con datos de 2022, un 7,7% de las personas ocupadas trabajan en sectores de alta y media tecnología, pero de esas personas solo un 29,2% son mujeres. Desglosando por subsectores, la mayor representación femenina se daría en investigación y desarrollo (44,7%), gracias sobre todo a su mayor representación en la I+D ejecutada por el sector público y las instituciones sin ánimo de lucro. En cambio, hay subsectores como el de “Programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática” en los que la brecha es muy superior.

Un aspecto preocupante es que se mantiene una especialización educativa que no permite prever que esa brecha laboral se reduzca a corto plazo. Aunque la tasa de graduación en educación superior es actualmente superior entre las mujeres, los chicos siguen eligiendo en mayor medida que las chicas los estudios que más claramente abren las puertas a las profesiones STEM. Según la estadística elaborada por Eurostat con datos del año 2022, la tasa de graduación en ciencias, matemáticas, informática, ingeniería, industria y construcción, medida en número de graduados en estas carreras por mil personas de entre 20 y 29 años, era en España de 13 para las mujeres y de 32,6 para los varones. Para el promedio de la UE-27 los datos son solo algo menos desiguales: 16,7 por mil mujeres, frente a 28,9 por mil varones[2]. Es fundamental y urgente reducir esta brecha para lograr un mayor equilibrio de género en los sectores y ocupaciones más vinculados con la innovación tecnológica y con mejores perspectivas profesionales en las próximas décadas.

[1] https://www.linkedin.com/posts/ceinsa_la-reducci%C3%B3n-de-jornada-uno-de-los-factores-activity-7115963630965186560-vUdy

[2]https://ec.europa.eu/eurostat/databrowser/view/educ_uoe_grad04/default/table?lang=en&category=educ.educ_outc.educ_uoe_grad

Categorías: Opinión

0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *